Pero en contra de lo que pudiese parecer a simple vista, lo soy por otra mujer. La ex pareja del hombre con el que convivo.
Desde que ésta persona, madre de sus hijas, tiene conocimiento de que estoy conviviendo con su ex pareja, parece que no tiene otro objetivo que hacernos la vida imposible.
Se traslada a vivir a otra ciudad a unos 150km aproximadamente, sin que se produzca ningún cambio en el convenio ratificado en la ciudad donde vivían las niñas. Posteriormente tenemos conocimiento de que su nueva pareja tiene su lugar de trabajo en esa nueva ciudad y ese ha sido el motivo del traslado.
Obviamente, para poder ver a las niñas, debemos trasladarnos cada 15 días sin tener la seguridad de que podremos verlas.
Comienza a vivir con su pareja, que es una persona imputada por delitos de narcotráfico, en espera de juicio y que fué detenida en el domicilio donde viven las niñas, en la presencia de éstas, cuando salían de casa para llevarlas al colegio.
Cuando tenemos conocimiento de éste hecho, decidimos intentar solicitar la custodia, aún a sabiendas que con la ley de género, es prácticamente imposible que un padre consiga la custodia, pero entendímos que no podemos mirar hacia otro lado ante una situación en la que las niñas pueden correr riesgos.
Tras dos años de separación, ni durante su convivencia ha existido denuncia alguna.
A partir de que ella recibe la noticia de la petición de cambio de custodia, nos pone toda clase de impedimentos para ver a las niñas, incumpliendo el régimen de visitas establecido.
Además denuncia a mi pareja por malos tratos psicológicos realizados por teléfono, solicita una orden de alejamiento a su favor, la cual no recurrimos ni obviamente pensamos recurrir.
Tiene lugar un juicio en el que pide cárcel para mi pareja, la testigo de cargo que aporta, una amiga suya declara que ha escuchado la conversación telefónica y efectivamente ha sido maltratada.Nosotros poseemos la grabación de esa conversación que supone la prueba clave para demostrar que la testigo miente.No nos dejan presentarla, se dicta una sentencia condenatoria para el padre de las niñas, no lo condenan a pena de cárcel pero si a una compensación económica. Dicha sentencia está en apelación.
Para ésta persona, que no trabaja y cobra una pensión por alimentos de 3.000 ? mensuales, parece que todo éste calvario no es suficiente, asi es que, el último día de vacaciones, una de las niñas, jugando con su prima, durante una comida familiar, se cae y se roza el pecho y la barbilla.
Tras devolverla al domicilio de una prima de la madre (ya que no podemos acercarnos a su domicilio), solicita de nuevo una orden de alejamiento, ésta vez a favor de las niñas, alegando que las heridas de la pequeña han sido por malos tratos del padre.
Se interpone dicha orden de alejamiento, sin escuchar al padre que sigue viviendo a 150km de distancia, y sin efectuar un reconocimiento por un médico forense para determinar si efectivamente esas heridas han sido producto de malos tratos.
Ante toda ésta situación, yo, mujer, como ella, ¿que tendría que hacer? ¿Denunciarla porque intenta por todos los medios que sus hijas odien a su padre y a mi, diciéndoles que soy una puta, un cuervo y los cuervos sólo van con los muertos, que su padre se va a morir por gordo, que le voy a robar el dinero a papá?
Soy abogada de profesión y cuando entró en vigor la Ley contra la violencia de género, tuve mis dudas al respecto de su eficacia, pero ahora no tengo ninguna, es absolutamente eficaz para mujeres con ansias de venganza cuyas metas son más bien de tipo económico y que son capaces de casi todo.
Desgraciadamente pasando por alto los sentimientos y equilibrio emocional de sus hijos, que pasan a ser la moneda de cambio del chantaje emocional.Lo peor es que las mujeres que realmente son maltratadas no tienen la osadía de actuar así, porque son efectivamente maltratadas y de verdad viven en el miedo.
La realidad es que su padre y yo, (que también he establecido vínculos afectivos muy fuertes con las niñas), llevamos 2 meses sin verlas y se nos presentan unas Navidades bastante tristes sin ni siquiera poder enviarles una postal o llamarlas por teléfono.La semana pasada la abuela de las niñas y yo, enviamos un regalo a la pequeña por su cumpleaños, que por supuesto fué devuelto por su madre.¿Qué hacer ante ésta situación?
Me siento maltratada, impotente e insultada. Yo no vivo con ningún maltratador.
Mi maltratadora está a 150km y parece tener patente de corso amparada por una ley, que a mi modo de ver no sólo erradica la violencia de género, sino que la fomenta mucho más.
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