divendres, 10 d’octubre del 2008

SOBRE QUIÉN RECAERÁN SUS MUERTES...? - Elena Porras

http://www.lavanguardia.es/lv24h2007/20081012/53558803028.html

SOBRE QUIÉN RECAERAN SUS MUERTES...?

Injusta y tristemente, cada vez que escuchamos un episodio de violencia en este país, se tiende a culpabilizar a un sector de nuestra sociedad por el simple motivo de ser personas del mismo sexo, que el agresor o asesino, que lo cometió.Desgraciadamente, los sectores más radicales feministas tambien llamados hembristas, utilizan esas muertes para engordar sus listas de estadísticas, en su único y propio beneficio, por un intento más de señalar con el dedo a los varones como causantes de todo mal, (manteniendo así, su rentable negocio de victimizar más a las víctimas, y culpar al hombre sistemáticamente, en nombre de un feminismo obsoleto y nada que ver con el feminismo de igualdad que perseguimos las mujeres del siglo XXI).Soy consciente de que en este país (y por supuesto fuera de él), hay personas que viven mirando continuamente a su espalda con el temor de poder ser la próxima víctima. Y sé, que todo maltrato conlleva un período de recuperación. Sé que no todos tenemos la misma capacidad de cura y que una debilitada autoestima necesita ser alimentada dia a dia para lograr que se llene de nuevo de esperanza e ilusión. Sé que las heridas tanto externas como las que no son visibles (estas tardan más,en sanar), poco a poco irán cicatrizando, aunque lamentablemente su recuerdo perdure por siempre más en nuestra memoria. Por ello sé también, que todo tiene un principio y un fin y que lo que un dia no nos mató, hoy nos ha hecho más fuertes.No permitamos que eso sea un lastre que nos impida seguir avanzando. Que nos impida ser capaces de racionalizar, culpabilizando a quiénes nunca nos dañaron. Nuestro/Vuestro, su verdugo, el verdadero MALTRATADOR, es quién debe pagar por todo eso. No fue el vecino de enfrente, ni aquél compañero de trabajo, ni aquél que vive a 1.000kms de ti, no fue aquél PADRE que lucha por ver crecer a sus hijos y compartir con ellos su vida cotidiana, no es a ellos a quiénes hay que juzgar.Deberíamos recordar a aquellas que sin ningún escrúpulo, utilizan el sufrimiento y las lágrimas derramadas de las que realmente son y han sido víctimas. Aquellas que con el afán de lucrarse y conseguir un divorcio económicamente más suculento son capaces de la mayor de las mentiras, aquellas a quienes la felicidad de sus hijos poco importa pues son utilizados como moneda de cambio, cheque en blanco, listo al uso…que la próxima denuncia en falso que hagan, la próxima demanda sin fundamento, la próxima orden de alejamiento que soliciten con la única finalidad de complicar a un padre su libre derecho a ejercer como tal, arruinándole económica y emocionalmente y con ello colapsando el sistema judicial y los efectivos policiales, (que son y deben estar para velar por la seguridad e integridad de quiénes realmente,los necesitan,ya sean niños,mujeres o hombres)… Ellas son en muchas ocasiones las verdugos de las realmente maltratadas.Que la próxima muerte y lamentablemente las que le sigan, recaigan sobre sus conciencias, haciendo cómplices a todos: abogados/as que aconsejais y potencíais que esto sea posible, a todos los jueces/zas, que admiten a trámite demandas ridículas, a todos los políticos/as que os manteneis al margen provocando por ello un desamparo legal…Que sepáis que no sois menos culpables que los verdaderos asesinos y que estais cometiendo a diario un delito moral: señalar con el dedo culpabilizador a aquellos que simplemente pretender seguir ejerciendo de PADRES!!

Elena Porras/DONES PER LA IGUALTAT I LA CUSTÒDIA COMPARTIDA

1 comentari:

Anònim ha dit...

Enhorabuena Elena por ese artículo tan claro.

Cada vez que dan una noticia de una nueva muerte en lugar de buscar el sensacionalismo diciendo que la pareja se había separado recientemente y el marido no lo llegó a superar, creo que deberían valorar en qué situación moral y económica había quedado ese individuo. Seguramente nos encontraríamos que a esa persona ya nada le importaba cualquier cosa relativa a su ex-conyuge, excepto la sangría económica, el daño moral que le estaba haciendo y el alejamiento de lo que más se quiere: los hijos, porqué nada tiene ya que ver esa persona con la que un día alguien decidió compartir su vida y sus ilusiones.

Quizás, en lugar de culpabilizar al hombre, se deberían buscar los responsables reales de que haya llegado a esa situación.

Y, evidentemente, hay muchas mujeres que valoran muy poco su vida cuando son capaces de ponerla en peligro a cambio de dinero.

M. Carme